Si hoy es miércoles, Dolores Álvarez nos invita a leer
Recuerdo que cuando empecé a estudiar Magisterio la palabra que más se utilizaba era «empatía» hacía falta ponerse en lugar del niño o la niña para que le llegara nuestro aprendizaje, algo tan evidente como efectivo. Pues, parece que esta no es la práctica que se lleva a cabo con frecuencia, parte del profesorado no se preocupa de ponerse en el lugar del alumnado y esto nos lleva a situaciones en que no hay entendimiento porque si no hay comprensión por una de las partes, el terreno al que se quiere llegar queda muy alejado y ahí vienen los problemas, en la mayoría de la adolescencia que se siente indefensa y sin modelo a seguir ante situaciones estresantes o violentas.
En la obra se nos propone trabajar la empatía como medio seguro contra el bullyng y el ciberbullyng porque de esta forma compartiremos los sentimientos y nos podremos imaginar qué pasaría en el caso de estar nosotros en esta situación embarazosa o violenta. Detrás de un niño problemático siempre hay una historia familias que hay que comprender.
«El autor, consciente de esta problemática, se plantea analizar en profundidad el tema de la empatía, considerando los factores y contextos que influyen en ella, y, por tanto, pueden ser también recursos para la prevención y la intervención». Se estudian varios interrogantes ¿la empatía: genética o educación?, ¿familia o escuela?, empatía, moralidad, valores, conducta, ¿cómo interaccionan?, se puede actuar contra el bullyng a través de la empatía y, si es así, ¿cómo hacerlo?
Sinopsis
A pesar de que se ha demostrado que las personas empáticas son más felices y se sienten más plenas, la empatía no parece ser una preocupación central en la educación. Prueba de esto es el aumento del acoso escolar y el cyberbullying, por mencionar dos de las consecuencias asociadas a la falta de empatía. Entonces, ¿no deberíamos empezar a educar en la empatía? Porque, cuanta más empatía tiene una persona, menos utilizará la violencia como forma de resolver los conflictos. Las áreas cerebrales que actúan sobre ambas actitudes se solapan en gran parte, por lo que una puede inhibir a la otra. Se tratan, pues, de dos caras de una misma moneda; la mejor estrategia para reducir la violencia es fomentar la empatía. Educar en la empatía es el camino hacia una sociedad cooperativa y altruista; es educar en el respeto, la solidaridad y el libre pensamiento. El autor, investigador en neurociencia, explica cómo formar personas más empáticas, a través de pequeñas acciones que podemos realizar tanto en casa como en el ámbito escolar (Plataforma, 2019).
Luis Moya Albiol es profesor titular acreditado a catedrático del Departamento de Psicobiología de la Universitat de València. Es doctor en Psicología y Premio Extraordinario de Doctorado por esta universidad. Además, imparte docencia en cursos de doctorado y en estudios de máster. Asimismo es director del máster en Neurocriminología y codirector del máster en Neurofelicidad. Dirige un equipo de investigación sobre Neurociencia Social, centrado en el estudio de la cooperación y la empatía, la violencia y el estrés social. Ha publicado más de noventa artículos en revistas científicas y dirigido diversos proyectos de investigación y tesis doctorales. También es autor del manual universitario Psicobiología de la violencia y de los libros de divulgación La empatía, entenderla para entender a los demás y Escucha tu cerebro: la clave de la Neurofelicidad. Por otra parte, contribuye de forma activa en la divulgación de la ciencia en televisión, radio, revistas especializadas y prensa.
Es un libro interesante, de fácil lectura, para todas aquellas personas que día a día intervienen en el proceso de desarrollo y crecimiento de niños y niñas. En él se nos aportan recursos para la intervención dentro de las familias y dentro de la escuela porque ya sabemos que las dos deben marchar en el mismo sentido en la formación «… la familia necesita la escuela y la escuela la familia, la sociedad necesita a la familia empática y al educador empático. La tolerancia, el respeto, la igualdad y la solidaridad son valores que la empatía potencia e interioriza y que son la base de una sociedad inclusiva»
Como dice el autor, eduquemos en la empatía y que ella sea un antídoto contra el bullyng y ante todos los casos de discriminación y violencia, así contribuiremos a hacer un mundo mejor y un futuro mejor. Porque educar en empatía es una decisión que abre el camino hacia una sociedad más cooperativa y altruista y que permite, a título individual, alcanzar el éxito social y la felicidad a través de una educación en valores basada en el respeto y en la solidaridad, en el libre pensamiento y en el fomento de la flexibilidad mental.
Esta reseña se publicó originariamente en el blog de la autora, La Colina de Peralías, el día 30 de diciembre de 2019. Puedes verla aquí