Vicente Mazón: Un director y un docente imprescindible

A través de las redes sociales recibimos la noticia de que Vicente Mazón deja la dirección del IES Pablo de Olavide de La Luisiana. Redes desea sumarse a los múltiples testimonios que están apareciendo valorando su excelente trabajo como docente y su calidad como persona. Vicente Mazón, a lo largo de sus 23 años como director de un centro que a su llegada no tenía ni nombre ni edificio, ha demostrado que es posible construir humana y pedagógicamente un centro educativo público, que es posible hacer equipos estables con plantillas inestables, que esos equipos no son meros burócratas sino que tienen claro un proyecto educativo de largo alcance con vocación integradora de alumnado, familias y profesorado, es decir, que tienen claro para qué y para quiénes trabajan. Por todos estos motivos, y muchos mas, Redes concedió al IES Pablo de Olavide de La Luisiana el V Premio “Isabel Álvarez” al Compromiso con la Educación. El acto de entrega fue el 15 de Febrero de ese año en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la localidad. A partir de ese momento, Vicente se convirtió en un gran colaborador de Redes cada vez que necesitamos de él, nos ofreció mucho más de lo que nosotros pudimos darle y estamos seguros que seguiremos contando con él. (AQUÍ puedes escucharlo en su participación en el programa REDES DICE RADIO dedicado al Día de Andalucía en 2024)

Estamos convencidos de que Vicente Mazón es de los docentes y directores imprescindibles, de los que tanto necesita la educación pública en estos momentos, y que no sólo ha dejado huella sino, sobre todo, ha dejado surco por donde estamos seguros que el centro continuará. Sus palabras de despedida merecen ser recordadas, y con ellas queremos cerrar este testimonio de Redes que tan solo desea dejar constancia de nuestro agradecimiento y nuestra enorme valoración de su calidad como director, como docente y como persona.

Un hasta luego después de tantos años…

Por estas fechas llegué a La Luisiana hace 26 años, cuando aún no existía el edificio del instituto y ni siquiera sabíamos qué nombre tendría. Durante los últimos 23 cursos he tenido el honor -y el placer- de ser la cabeza visible del centro, su voz en muchas ocasiones, sabiendo que mi misión era la de servir a la comunidad educativa de La Luisiana y El Campillo desde mi labor en la dirección del Pablo de Olavide. Desde el primer día he tenido claro que los protagonistas del centro eran nuestros chavales, que ellos son el corazón del IES y que se merecían la mejor educación posible: una enseñanza acorde con los tiempos que vivimos y pensada para que puedan construir el mejor futuro posible. Por eso he tenido -hemos tenido, porque la labor de la dirección ha sido la de mi equipo- las puertas abiertas para atender a las familias ante cualquier eventualidad o, sencillamente, para hablar de lo compleja que es la adolescencia y de los quebraderos de cabeza que os traen a las madres y padres.
Y he intentado -hemos intentado- llevar lo mejor posible ese difícil equilibrio que supone ser a la vez “jefe” y compañero del profesorado: sin su apoyo, sin su compañía nada funcionaría en el centro. Son muchos los que han pasado por nuestras aulas, por desgracia la inestabilidad de la plantilla ha sido una constante: espero que cada uno de ellos haya sido capaz de sentirse como en casa y guarde un buen recuerdo de la que he considerado mi casa, su casa, vuestra casa.
Las circunstancias que ya conocéis me impiden continuar en el cargo y terminar mi carrera docente en la dirección del IES: esa era mi ilusión. Pero la vida tiene sus propios planes. Por eso he presentado en estos días mi renuncia: me parece egoísta seguir ocupando unas funciones que mis compañeras de equipo, Pilar y M. José, han cubierto sin que la administración se lo reconozca de ninguna manera. Es el momento de dar un paso al lado y dejar que sean ellas quienes trabajen por la comunidad educativa: no hay nadie mejor para asumir esa responsabilidad.
A fecha de hoy, ignoro si podré volver a incorporarme: si así fuese, volvería a las aulas, a mi medio natural, donde he pasado tantos y tan buenos momentos; allí he visto crecer a nuestros chavales y hacerse buenas personas.
Vaya por delante mi más sincero agradecimiento a toda la comunidad del IES Pablo de Olavide por el respeto que siempre me ha mostrado; pero, sobre todo, por el cariño que he recibido y que no voy a olvidar jamás.
Estos días están siendo duros -son muchas las vivencias que dejo atrás y otras que todavía no han llegado y me perderé-. Pero me consuela agarrarme a la idea de que esto es solo un hasta pronto.
Aunque sea fuera del despacho o del centro, nos seguiremos encontrando, porque La Luisiana y El Campillo han sido para mí mis pueblos.
Un abrazo enorme. Nos vemos.