(Texto publicado en el Boletin REDES DICE nº 104 de Enero de 2018)
¿SERÁ UN PÁJARO? ¿SERÁ UN AVIÓN? NO… ¡ES… SUPERPROFE!
Hace algún tiempo que podemos ver en los medios de información y leer en algunas plataformas concursos o reseñas de profesores que son más que los demás, que de hecho son o aspiran a ser los mejores profesores del mundo. Son gente excelente, sin duda, youtubers con miríadas de seguidores o tipos que son capaces de dejar sus cómodas vidas universitarias de EE.UU. para impartir su magisterio en su africano país natal. Nuestras felicitaciones más rendidas con voltereta y tirabuzón.
Para mí tengo que los superhéroes de cómic nacen cuando sus sociedades son incapaces de arreglar los problemas de que adolece por lo que encargan una solución de tinta a sus titanes de papel. Por eso, aunque sea antiguo dejar constancia de ello, hemos de seguir empeñados en cantar las hazañas –épicas a veces y en ocasiones líricas- de los profesores y maestros que se enfrentan cada día con los malandrines más rufianes del universo: la malvada inconciencia de quienes no quieren enterarse en los mismos centros de que el futuro posible depende del esfuerzo presente, las maléficas trampas de las administraciones que por acción o inacción empantanan las soluciones de los problemas reales de la educación y el pérfido silencio de las sociedades que asisten impasibles a estos espectáculos esperando que por arte de birlibirloque un profe de tebeo solucione las carencias de sus hijos.
En fin, ¡qué se le va a hacer! Nosotros, pobres enseñantes comedores de pan, nos vamos a clase, a ver si hay suerte y hoy funciona la calefacción o no se cae el techo de escayola sobre los estándares de aprendizaje. Tatatatá tachán.