EL TEXTO LIBRE Y EL APRENDIZAJE COMO AVENTURA

Como dice la canción de Serrat, son esas pequeñas cosas… Y también ocurren en el aula donde los maestros rara vez se paran a reflexionar sobre la relevancia de lo que hacen con sus alumnos. Para ellos sólo son eso, pequeñas cosas que sólo les preocupan el hacerlas y el cómo hacerlas y nada más. No se paran a pensar que a veces las grandes ideas sobre el aprendizaje nacen de cosas así. Llamémosle ¿por qué no? pedagogía minúscula.

La otra, la Pedagogía Mayúscula, ya lo sabemos, se llena de grandes palabras que parecen significar mucho pero que a fuerza de repetirse y manosearse terminan por no decirnos apenas nada. Quizás es que simplemente le falte algo así como poner la lupa en pequeñas cosas como ésta que ocurren a diario en nuestras aulas.

La maestra de Infantil propone como viene haciendo en los últimos días, jugar a buscar y pensar palabras sueltas en el libro de lectura. La primera la propone ella escribiéndola en la pizarra para que los alumnos la piensen y después la busquen y señalen en la página correspondiente. Y se repite el juego con otras tantas palabras que quedan escritas ahí en la pizarra para que al final se lean, se copien o pasen a formar parte de la ficha correspondiente en el rincón de lectura.

Otras veces es ella la que invita a los alumnos a hacer eso mismo por su cuenta, es decir, buscar libremente en el libro palabras sueltas y pensarlas. Es muy fácil -les dice-: pensar una palabra es leer sus sílabas y buscarle sentido. Y si os resulta difícil levantáis la mano que yo os ayudo a pensarla.

Digamos que la comprensión lectora de palabras sueltas es una fase que ella cree muy interesante dentro del aprendizaje lector y el que la haga con actividades usando los libros forma parte de la estrategia de hacer ver al alumno que ya es capaz de leer en ellos, como si fuera una forma de empoderamiento, de que sienta el poder de la lectura.

“El alumnado empoderado”, podría titular el texto de esta reflexión si ella pensara en términos de Pedagogía Mayúscula. Si así lo hiciera, seguramente escribiría que esta pequeña actividad contiene dos formas de entender todo aprendizaje. En la primera, cuando la maestra propone la actividad, hay un trasfondo de racionalidad metodológica, llamémosle así, en el que se tiene muy en cuenta -quizás demasiado- la dosificación del grado de dificultad y ello determina la propia dinámica de la actividad.

Pero cuando es el alumno el que elige la palabra ocurre que puede elegir una -castillo, o plátano, por ejemplo- que no entiende del todo, porque tiene una sílaba mixta que todavía no ha aprendido. Entonces levanta la mano y la maestra para la clase, escribe esa palabra en la pizarra y explica cómo pensarla y de camino pone otros ejemplos de palabras parecidas que quedarán escritas en la pizarra y después en la ficha correspondiente para el rincón de lectura.

Es lo que ella escribiría en ese texto, que después podría convertirse en un artículo o unirse a otras reflexiones en el mismo sentido para ser un libro que podría titularse así: “El aprendizaje como aventura”; en el sentido de que no es un aprendizaje determinado por el maestro o por la lógica racional del método, sino por las circunstancias imprevisibles de la elección libre del alumno.

El texto libre es un concepto que ha ocupado páginas memorables dentro de la didáctica lectoescritora. Hay muchos libros dedicados a ensalzar esa idea tan brillante. Pero cuando se habla del texto libre en las aulas, debemos referimos también a estas pequeñas cosas, que están ocurrí ahí delante de nuestros ojos y de las que seguramente nadie escribirá.

Manuel Martín Correa

Maestro, socio de Redes y miembro del Colectivo SURCOS