“Viaje al Sur”: El último libro publicado de Juan Marsé.
Juan Marsé, Viaje al sur. Fotografías de Albert Ripoll Guspi, Lumen, Barcelona 2020.
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Hablar de Marsé, de su universo literario, parece que ineludiblemente haya de conducirnos a Barcelona, ya sea a los barrios periféricos o a los residenciales, ambos poblados por seres coherentes con su entorno que se encuentran o desencuentran a través de narraciones poderosas, de aparente sencillez y siempre creíbles. Pero en este caso, y por recomendación de un querido amigo, llega hasta mí un Marsé que no va a hablar de su Barcelona natal sino de Andalucía, una Andalucía que aflorará a las páginas de sus libros a través de algunos de sus personajes, esos que vivían y sobrevivían en los territorios más agrestes que conforman su universo barcelonés.
La mítica editorial Ruedo Ibérico, enfrascada entonces en el proyecto de España hoy, una especie de crónica del convulso 1962 que incluía reportajes periodísticos, fotografías, poemas, narraciones…, en un intento de reflejar, como en un caleidoscopio, la cruda realidad española en el año crucial de 1962, encarga esta obra a Marsé para una frustrada colección de libros de viaje que no llegaría nunca a ver la luz y en cuya redacción, aunque más tarde se desentendiera del mismo, iba a participar Antonio Pérez, uno de los propietarios de la editorial. La importancia de estos primeros años sesenta la refleja muy bien Enric Juliana en Aquí no hemos venido a estudiar, otro libro que ya se reseñó en la revista REDES DICE del pasado mes de Octubre ( https://www.asociacionredes.org/redes-dice-131-octubre-2020-boletin/). De hecho, durante el viaje para la confección de Viaje al sur Marsé enviará algunas crónicas para aquel panóptico que fue España hoy aunque, hay que decirlo, ninguna de ellas viera la luz como tampoco la vio esta obra hasta muchos años más tarde, exactamente cincuenta y siete.
Finalmente, Viaje al sur fue rescatada del olvido en que dormía -dentro de una caja en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam- en una peripecia de tenaz investigación que se relata de manera deliciosa y magníficamente documentada en la introducción, “Historia de un libro perdido” a cargo de Andreu Jaume. Tras su rescate la obra verá la luz, junto con una parte de las fotografías de Guspi, en esta magnífica edición de Lumen en 2020 y cuyo manuscrito el autor pudo ver rescatado. El libro se completa con la edición de unas cartas, entre el escritor y el editor, a través de cuya lectura vamos sintiendo cómo va gestándose el olvido y abandono del proyecto una vez concluido éste allá por 1963.
En la obra el autor recorre Andalucía acompañado del fotógrafo Albert Ripoll Guspi –conocido después como Albert Guspi- quien sí llegó a publicar algunas de las fotos tomadas durante este viaje en España hoy. El periplo discurrirá, a lo largo de casi un mes entero a comienzos del recién estrenado otoño de 1962, por Sevilla, Jerez, Sanlúcar, Rota, El Puerto, Cádiz, Chiclana, Vejer, Barbate, Tarifa, Algeciras, Ronda, Marbella, Fuengirola, Torremolinos y Málaga.
La fina mirada de Marsé, a la vez que presta una delicada atención al paisaje -urbano, rural o litoral- que describe con su acreditada maestría, profundiza en el alma dual de estas tierras que está constituida por las existencias de aquellos que la habitaban en ese lejano 1962; un sur desolado u opulento, afanado u ocioso, pícaro o fatuo, según con quien se hable o sobre quien se pose la vista. Sus crónicas de lugares, personas y personajes dejan traslucir una conciencia clara de que ningún atraso es, como la pobreza y miseria que alberga, caído del cielo ni sus consecuencias repartidas por igual. Junto a la crónica de cada enclave y los elocuentes retratos de sus habitantes, el autor va introduciendo fragmentos de noticias encontradas en los periódicos, locales o nacionales, que encuentra en los lugares que recorre y que nos ayudan a situarnos en la época.
Hay un aspecto que no queremos dejar de reseñar, una preocupación que atraviesa las páginas de estas crónicas se encuentre el autor donde se encuentre, ya sea en Sanlúcar, en Chiclana, en Vejer o en los míseros barrios de El Zapal en Barbate, o El Perchel en Málaga, son los niños y los jóvenes, a menudo prematuramente envejecidos, que pueblan las calles y no están en las aulas. Marsé los ve siempre y aprecia en ellos la belleza de la posibilidad deshabitada.
La lectura de esta obra lleva, casi sin solución de continuidad, a pensar en otros autores que reflejaron también este sur luminoso y dolorido, como Lorca allá en la lejanía del tiempo o, más cerca de nuestros días, Juan Goytisolo, pero sin que su recuerdo apague la poderosa voz de Marsé o le reste un ápice a la traslación al papel de su personalísima visión del sur.
Queremos acabar esta breve reseña con las palabras con que el autor finaliza su prólogo a la obra: “Andalucía, para el extranjero que la visita, acaso pueda ser una grata sorpresa y un nuevo amor. Para España es, entre otras cosas, como un amor perdido, la nostalgia periódicamente renovada de una feliz y fecunda convivencia que pudo haber sido y que nunca fue; algo entrañable que al país se le fue de las manos mientras crecía y luchaba -para perder una y otra vez- contra la miseria y el atraso que siempre la han poseído; algo muy simple que yo empecé a comprender en la posguerra: el pan, el trabajo digno y la cultura” , y es que antes, en ese mismo prólogo, ya nos advertía: “Es difícil escribir una crónica del sur sin cierta amargura y sin caer en la tentación de insultar a alguien”.