- ✴ El instituto sevillano llenó el Teatro Central con una gala flamenca a beneficio de los refugiados.
- ✴ La recaudación íntegra se destinó a la ONG “ProActiv Open Arms” que recoge refugiados en las aguas del Meditaráneo.
- ✴ Un elenco de 31 artistas ofreció una extraordinaria noche flamenca en el Central culminando un año lleno de actividades docentes sobre flamenco y solidaridad.
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✴Así las cosas, el festival flamenco que organizó el instituto en el Teatro Central para recaudar fondos para las ONGs que trabajan con refugiados no fue más que la punta del iceberg que esconde el verdadero tesoro que es el trabajo organizado de un puñado de docentes que ha vibrado alrededor de una idea con la que transmitir formación y valores al alumnado con el que trabaja. La última de las exposiciones exhibidas en el instituto ha versado precisamente sobre bocetos de carteles anunciadores del festival flamenco elaborado por el propio alumnado y coordinado por las profesoras de Diseño Gráfico Alicia Arozamena y Pepa Escribano. La calidad de los trabajos habla por sí sola de hasta que punto el alumnado había captado el mensaje. Las profesoras Arozamena y Escribano colocaron el el centro de la exposición un texto con letra de Pedro Madroñal referida al niño Aylan Kurdi que murió en la playas turcas de Bodrum cuando su embarcación se dirigía a la isla de Kos. Su foto estremeció al mundo tumbado boca abajo con sus pantaloncitos cortos en la playa del Egeo. El alumnado había conocido la letra después de que el cantaor Manuel Castulo la incluyese en su último trabajo discográfico cantándola por tarantas. Decía así: “ Están enterrados en el mar/ inocentes cuerpos muertos/ enterraítos en el mar / malditos sean los tiempos / en los que se tienen que ahogar / las almas que van huyendo” Escrito para ser cantado como tarantos, Cástulo lo convirtió en una taranta y sustituyó la guitarra por un violín en la grabación lo que contribuyó a acrecentar el dramatismo del mensaje. Enterado del impacto de su cante entre el alumnado Castulo aceptó acercarse al instituto y cantarlo en una función en el salón de actos en la que la comunidad educativa del instituto sellaba su complicidad con la causa. Y es que todos los años el centro aborda a lo largo del curso académico un tema de carácter social porque, como expresó el director “el conocimiento ha de construirse desde diversas áreas si queremos entender cualquier fenómeno en toda su complejidad”, pero esta vez se quería ir más allá, se trataba de “hacer a toda la comunidad educativa cómplices en el conocimiento, la sensibilización y la concienciación tanto de la dimensión social del flamenco como del tema de los refugiados”. La idea había partido de una profesora de FOL, Pepa Gálvez, acogida pronto con entusiasmo tanto por el equipo directivo como por un amplio grupo del profesorado. Muy pronto el compás flamenco y la solidaridad tuvieron eco tanto en las aulas como en los despachos, incluido el del AMPA. Se decidió que lo recaudado en la gala final fuese para ProActiva Open Arms que trabajaba rescatando refugiados del mar en el mismo escenario en el que había muerto Aylan Kurdi. Pepa Gálvez acudió en busca de asesoramiento para la gala final a la Fundación Cristina Heeren que se dedica a la promoción y enseñanza de los valores flamencos. Su presidenta, la hispanista y mecenas que le da nombre a la fundación, ha sido galardonada este año con la medalla de la ciudad de Sevilla y la fundación como tal fue Premio Nacional de Enseñanza en 2012 por haber formado en el hecho flamenco a más de cinco mil alumnos de un centenar de países. La Fundación, con Cristina Heeren a la cabeza, acogió con entusiasmo el proyecto e hizo las gestiones pertinentes para que la Consejería de Cultura cediese el Teatro Central al instituto. Los flamencos no fallaron. Alguno, como Manuel Gerena, se prestó incluso a pegar carteles del festival con el profesorado del instituto por las calles de Sevilla. Otros, como José de la Tomasa, se prestaron publicitar el festival en las emisoras de la ciudad. Muy pronto se tuvo una nómina de treinta figuras del cante el baile y el toque decididos a colaborar de forma altruista. Entre ellos brillaban con luz propia figuras como Esperanza Fernández, Manuel de la Tomasa, Milagros Mengíbar, Javier Barón, Rosario Toledo, además del citado Manuel Castulo que cantó de nuevo esa taranta dedicada a Aylan Kurdi que recibía en la pared del hall del instituto a todos los que lo visitaban.
✴ El teatro estaba lleno a rebosar, las localidades se habían agotado con semanas de antelación, todo funcionó a la perfección en el Teatro Central sevillano, lugar de acogida de grandes citas como la Bienal de Flamenco. Nadie reparó en que las personas que controlaban la entrada, acomodaban a los espectadores y coordinaban lo que pasaba tras las bambalinas eran profesores y profesoras de un instituto sevillano que ese mismo día habían acabado sus clases a las dos y media y se habían ido a casa para preparar el catering que requería un elenco tan amplio de artistas. La idea era que no hubiera ningún gasto, de forma que absolutamente todo lo recaudado fuese íntegro para la ONG. Esas personas estuvieron en el teatro con la antelación suficiente para que se pudieran realizar las pruebas de sonido, la labor de regiduría y el control de escena. Comprenderán el orgullo de tenerlos como compañeros y compañeras.
✴El acto en sí fue un éxito resaltado tanto por la prensa local como por la especializada. Como muestra baste un botón, Luis Perez, crítico de referencia del mundillo flamenco, comenzaba su crónica así: “Qué noche la de aquel día, dirán dentro de muchos años los afortunados que pudieron conseguir una entrada para el Teatro Central, pues llevaban varias semanas con el cartel de no hay billetes colgado. El éxito artístico estuvo a la altura” del ecónomico pues, agotadas las entradas, los esfuerzos se habían dedicado a colocar una “fila cero” con una colaboración solidaria que no daba acceso al recinto.
✴Pero volvamos al iceberg, ese éxito artístico, organizativo y ecónomico no era sino la culminación de un trabajo inmensamente mayor llevado a cabo por el profesorado del IES Llanes a lo largo de más de un curso para conseguir que los objetivos plasmados en el Plan de Centro no sean literatura académica sino levadura que aumenta la acción docente para lograr “formar personas tolerantes y solidarias motivadas en el respeto a la diversidad y capaces de defender la justicia social”