SPIN DOCTORS EN LA CAMPAÑA MADRILEÑA

 

Carte publicitario de la serie Borgen

Para quienes hemos seguido con interés la muy recomendable serie danesa Borgen, la figura del spin doctor se nos ha hecho casi familiar. Digamos que las peripecias de Kasper Juul y Katrina Fonsmark, como asesores de la candidata del Partido Moderado y  después del partido Nuevos Demócratas, nos han ido mostrando las interioridades de la política danesa; y es algo parecido a cuando el maestro, para explicar a sus alumnos algo,  necesita poner un ejemplo concreto fácilmente generalizable y clarificador. Así es como en Borgen casi hemos llegado a entender el papel de los Iván Redondo de turno. Es lo que tiene la buena ficción; que sentimos que aprendemos cosas.

Recuerdo cuando solía decirse aquello de que la aspiración de todo intelectual era convertirse en el preceptor del príncipe. Después de Borgen se diría que a un intelectual que se precie, ya se le ha pasado por la cabeza ser spin doctor. Así que imagino detrás de cada intelectual a un spin doctor reprimido, casi de la misma manera que, como suele decirse, cada aficionado al fútbol esconde un seleccionador nacional.

Pues bien, juguemos, y juguemos en serio -a veces no hay nada más serio que jugar- a convertirnos en spin doctor en esta campaña (ya casi no campaña) de las elecciones en Madrid. Una campaña que mientras para el ciudadano parece haber ido de sorpresa en sorpresa, para el spin doctor de turno parece haber tenido y sigue teniendo todos los atractivos ingredientes que parecieran poner en juego su capacidad y competencia. Imaginemos en la mente del spin doctor de Ayuso su convocatoria por sorpresa, que pareció coger en fuera de juego al arco político rival e incluso a su propio socio de gobierno, Ciudadanos. E imaginemos a Kasper Juul relamiéndose por lo bien que ha salido la jugada que él mismo diseñó. Recordemos ahora la respuesta sorpresiva también de la dimisión de Pablo Iglesias como vicepresidente del gobierno para ser candidato. Una apuesta también propia de spin doctor -¿Katrina Fonsmark?- que removió los cimientos de la campaña. O recordemos el debate en la SER del pasado viernes -tan poco tiempo, para ser pasado-, reventado como si ese fuera el objetivo; y  que concluyó como todos sabemos con la negación de los candidatos de izquierda a participar en ningún debate con Vox y como consecuencia a la desaparición de los debates; lo que significa en definitiva un impasse de consecuencias imprevisibles para el resultado de las elecciones.

Pero si hay algo que es incompatible con el espíritu del spin doctor es, precisamente eso, la parálisis y si hay algo en lo que los spin doctor se sienten como pez en el agua son los impasse y su caldo de cultivo. Así que no nos extrañemos que las sorpresas de la campaña no hayan terminado aún. Pongamos por ejemplo, que en la mente del spin doctor correspondiente está remover ese impasse y esa parálisis con propuestas que den lugar a noticias como éstas. El candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal propone al PSOE que, para ser fiel a su compromiso de cordón sanitario a Vox, haga una declaración pública de que, en el caso de que la izquierda no pueda gobernar, facilite un gobierno del PP y Ciudadanos. Una propuesta que impulsaría la candidatura de Edmundo Bal y le haría recuperar a sus votantes que parecen huir hacia el PP. Y que se parece mucho a las intenciones iniciales del “Con este Iglesias, no” de Ángel Gabilondo pretendiendo hacer un guiño al voto moderado… 

Los spin doctors, ya lo aprendimos en Borgen, no descansan, es su naturaleza, como dijo el escorpión a la rana. Sigamos atentos a la pantalla.

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