Inglaterra:
de las escuelas comprensivas a la especialización Las
reformas son intrínsecas a los sistemas educativos y absolutamente
necesarias para poder adaptarlos a las necesidades de la sociedad y de
los individuos. Si bien la tradición reformista no es igual en todos
los países, no cabe duda de que la sociedad actual exige una gran
flexibilidad, por lo que la mayoría de los países de nuestro entorno
están actualmente en procesos de reforma de sus sistemas. Llama la atención la coincidencia en aspectos
fundamentales de estas reformas que se centran, principalmente, en el
nivel de secundaria, en la mejora de los resultados, en la búsqueda de
la excelencia, en atender las necesidades de los alumnos según sus
aptitudes a partir de los 14 años, etc. Algunas consideraciones sobre la historia de la educación
en Inglaterra pueden servir para explicar el momento actual. Para ello,
es oportuno ver cuál ha sido la evolución histórica de la
comprensividad en Inglaterra. Tras un debate sobre las dos décadas anteriores y
experimentos en algunas áreas, el gobierno laborista introdujo en los años
60 una política a nivel nacional para la introducción de la escuela
comprensiva. Con anterioridad se realizaba un examen de selección de
alumnos a los 11 años. En base a este examen, los alumnos que obtenían
buenos resultados seguían sus estudios en Grammar Schools que
proporcionaban una educación esencialmente académica; el resto acudía
a escuelas técnicas o Secondary modern schools, que se centraban
en asignaturas prácticas. En los años 60 se procedió a la implantación de un
sistema comprensivo. Una nueva ley eliminó ese examen selectivo y puso
en marcha una reorganización, basada en escuelas comprensivas a las que
asistirían niños de todo tipo de capacidades y aptitudes. La comprensividad continuó con los gobiernos laborista y
conservador, y a finales de los años 70, casi todos los niños acudían
a escuelas comprensivas. La modificación principal (introducida por los
conservadores) era que aquellas regiones que desearan seguir con la
selección podían hacerlo. Un sistema selectivo ha continuado en estas
regiones en algo menos del 10% del sistema. CURRÍCULO NACIONAL
En los 80, surge la necesidad de una reforma curricular
ya que una debilidad significativa de la reforma era que se centraba en
la organización y los edificios y no en el currículo. Para muchas escuelas, la comprensividad significaba
ofrecer un currículo académico y práctico bajo el mismo techo,
prestando, a menudo, poca atención a la coherencia de conjunto. Una
complicación añadida surgió del hecho de que no existían programas
nacionales de estudio (la única asignatura obligatoria era religión). El director decidía las asignaturas que se iban a
estudiar, algunas veces, siguiendo indicaciones de las autoridades
educativas locales. Las mayores influencias en los contenidos eran los
programas de los exámenes nacionales a los 16 y 18 años (en la
actualidad hay exámenes externos a los 7, 11, 14, 16 y 18 años). Anteriormente, durante los años 70, se produjo un debate
sobre la reforma del currículo y existía un consenso general de que
era deseable alguna forma de currículo común. Como consecuencia de ello, la Education Act de
1988 introdujo el Currículo Nacional con programas para todas las
asignaturas y prácticamente todas las asignaturas tenían que ser
estudiadas a lo largo de la educación obligatoria. Tras algunas modificaciones, el Currículo Nacional ha
continuado. Existe un consenso acerca de un currículo común, sobre
todo para las edades de 5 a 14 años, aunque se ha reconocido la
necesidad de adaptar mejor los programas a las necesidades individuales
del alumnado. Existe menor consenso respecto al tramo entre los 14 y
los 16 años, que ha sido considerado como demasiado inflexible. La
flexibilidad es necesaria, por ejemplo, a la hora de acomodar
asignaturas como la segunda lengua extranjera, nuevas asignaturas como
estudios empresariales, ciencias diferentes o formación profesional. La necesidad de incluir más aspectos de educación
sanitaria o ciudadanía ha aumentado esta presión. Unido a esto se encuentra la necesidad de proporcionar a
los adolescentes algunas posibilidades de elección de sus programas con
vistas a sus futuras aspiraciones profesionales y aptitudes personales y
a mantener su motivación. El nuevo siglo, como no puede ser de otro modo, obliga a
un nuevo replanteamiento. En vista de las tensiones mencionadas
anteriormente, durante los años 90, se procedió a un nuevo
planteamiento con el fin de modificar el concepto de la escuela
comprensiva e introducir una mayor flexibilidad en el currículo,
particularmente para las edades de 14 a 16 años. Este replanteamiento se ha manifestado de dos formas:
reduciendo el tamaño del currículo obligatorio y creando escuelas
especialistas. El número de asignaturas obligatorias en el currículo
post-14 ha ido reduciéndose gradualmente en los últimos años de
manera que ahora incluye lengua, matemáticas, ciencias, nuevas tecnologías,
religión, educación física, una lengua extranjera y tecnología. Cuando las necesidades individuales de un alumno lo
justifican, el programa puede flexibilizarse más, de manera que puede
prescindir de una asignatura del área de ciencias, de la lengua
extranjera o de tecnología. El procedimiento normal consiste en dedicar más tiempo a
las áreas en las que el alumno tiene aptitudes, por ejemplo elegir una
segunda lengua extranjera u otra asignatura de tecnología, o bien
dedicar más tiempo a mejorar la lengua o las matemáticas. De acuerdo con las últimas propuestas, la lengua
extranjera y la tecnología dejarán de ser materias obligatorias a los
14 años. Una forma de utilizar el tiempo liberado será crear
itinerarios, que los alumnos seguirán, relacionados con materias de
formación profesional que se adecúen a sus intereses y aptitudes . La creación de Specialist Schools (escuelas
especializadas) comenzó con el establecimiento de la primera escuela
especializada en tecnología hace 10 años, con el fin de elevar los
niveles en matemáticas, ciencias y tecnología, proporcionar más desafíos
a los estudiantes, estimular la innovación en la enseñanza y el
aprendizaje a través de una mayor utilización de las nuevas tecnologías
y de la búsqueda de patrocinadores para obtener recursos
suplementarios, y permitir a los padres optar por una escuela con un
determinado ideario para sus hijos. Tras el éxito en estas áreas, el concepto de escuelas
especialistas se extendió a language colleges, y más tarde a sport
colleges y art colleges. A partir de 2002, la normativa se ha modificado
para permitir que las escuelas especializadas puedan ampliarse a otras
áreas. Todas estas escuelas tienen que ofrecer el currículo
nacional completo en otras materias, además de su especialización, y
siguen siendo escuelas comprensivas (excepto las que siempre han sido
grammar schools). Las escuelas especializadas como grupo han mejorado sus
resultados, a la vez que han fortalecido sus especialidades. En
reconocimiento a esto, el Gobierno se ha comprometido a crear más
escuelas especializadas con materias complementarias en cada región. Una condición para la designación de una escuela como
especializada es que ésta, a su vez, sirva a su comunidad apoyando, por
ejemplo, a centros que no cuenten con esta condición. La escuela comprensiva ha evolucionado, por lo tanto, a
lo largo de 30 años, desarrollando un currículo más adaptado para
cubrir las necesidades individuales, y alejándose de la idea de que «un
modelo vale para todos». Al mismo tiempo, ha mantenido los principios de no tener
exámenes competitivos para acceder a la educación Secundaria y de
cubrir las necesidades de la comunidad, que existían cuando el concepto
fue lanzado por primera vez hace 50 años. Es interesante ver cómo, a pesar de sus diferencias, los
sistemas educativos evolucionan en direcciones similares. La Ley de la
Calidad que la Administración española está poniendo en marcha,
aparentemente, persigue resolver problemas comunes a los que actualmente
existen en Inglaterra. Alan Dobson es asesor independiente en temas educativos y antiguo Inspector de
Su Majestad Britanica (HMI). |
Publicado en el diario EL MUNDO con fecha 28 de Enero de 2003