«Escribí soles de noche» Resiliencia y literatura. Boris Cyrulnik

Si hoy es miércoles, Dolores Álvarez te invita a leer

Llegué a este libro a través de la recomendación de Anna Forés, toda una genialidad de la resiliencia, de la cual me he leído varios libros que me han resultado muy provechosos. Me ha resultado interesante ver las conexiones que se producen en los grandes maestros al escribir, sabía que el entorno influía pero no hasta este punto que investiga el autor de esta obra.

Sinopsis: Escribir puede salvar el alma. Nos lo enseñan Simone Weil, Georges Perec, Jean Genet, Mary Shelley, Victor Hugo, Arthur Rimbaud, Alice Miller, Romain Gary, Gustave Flaubert, Primo Lévi y otros grandes autores de la literatura mundial que aparecen en el último y apasionante libro de Boris Cyrulnik. Muchos de ellos han sido abandonados o han perdido a los padres en temprana edad, han sido víctimas de abusos o han luchado para sobrevivir, pero han encontrado en la palabra escrita una forma para salir de las tinieblas y un universo donde refugiarse. La escritura representa un posible camino para trasformar y superar el trauma, el dolor o la pérdida en fuerza de vida. Los eventos traumáticos no inducen solamente a la desesperación y a la oscuridad, pues pueden conducir a la creatividad y a la incesante búsqueda de luz. Las palabras escritas metamorfosean el sufrimiento y pueden sanar las heridas interiores. Nos lo demuestra Boris Cyrulnik en este vibrante e inspirador libro que combina testimonios de escritores famosos, historias, relatos personales y nociones científicas sobre procesos neuronales y psicológicos. (Gedisa, 2020)

Boris Cyrulnik. Neurólogo, psiquiatra y psicoanalista y uno de los fundadores de la etología humana. Profesor de la Universidad de Var en Francia y responsable de un grupo de investigación en etología clínica en el Hospital de Toulon. De sus numerosas obras, Gedisa ha publicado además Los patitos feos, El encantamiento del mundo y El murmullo de los fantasmas.«Hablamos para tejer un vínculo, escribimos para dar forma a un mundo incierto, para salir de las nieblas iluminando un rincón de nuestro mundo mental. Una palabra hablada es una interacción real, una palabra escrita modifica lo imaginario»

Parece que ante la adversidad nuestro cerebro puede defenderse escribiendo, pintando… es una forma resiliente que las personas tenemos para luchar contra el desastre que nos sea sobrevenido desde nuestros primeros momentos de vida, incluso en el seno de nuestras madres.

«Lo que llena nuestro mundo mental no es lo real, sino la representación de lo real mediante la ensoñación y el relato. No somos conscientes de la secreción de hormonas o del funcionamiento de nuestro cerebro, pero cuando estamos poseídos por la representación del mundo, es gracias a las herramientas de las palabras habladas y escritas como adquirimos cierto grado de libertad»

En la obra podemos leer ejemplos de autores famosos que ante la adversidad han tomado el camino de la escritura resiliente, con palabras e ideas llenas de emociones que los han transportado a un mundo distinto, incluso turbulento, pero con el que se han sentido bien, con el que han sabido defenderse de una situación real en la que estaban presos de contrariedades y con cicatrices profundas.

«El trabajo de escritura ayuda, más bien, a metamorfosear el dolor. Antes, yo vivía en la niebla como un alma errante, aquí o en cualquier otro lugar, sin saber a dónde ir, sin entender. Desde que escribo, me he clarificado, no estoy solo, he reanudado mi camino, pero no estoy curado, jamás volveré a ser como antes porque la herida está en mi cuerpo, en mi alma y en mi historia. Mi malestar estructura mi personalidad.»… «Al escribir, he recompuesto mi yo desgarrado. De noche, he dibujado soles»

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