Evaluación de la Dirección: Una auditoría privada mal escrita.

Comentario de texto sobre el Cuestionario de Evaluación Continua de la Función Directiva

“Los objetivos a lograr como respuesta a las oportunidades de mejora y son claros, concretos y evaluables, al tener asociado indicadores de resultados con la fórmula de cálculo, las evidencias y las fuentes de información” (1.1.1.)

“Explica aspectos generales del entorno escolar, y el entorno sociocultural variables del entorno, pero no ha identificado aquellas que pueden facilitar y dificultar el éxito de cada estudiante y no las recoge como elemento de desarrollo” (1.1.1.)

“Manifiesta la imposibilidad de priorizar, o la falta de criterios establecidos para la priorización dentro de los planes” (1.2.1.)

“Establece mecanismos de responsabilidad de los procesos, pero no de los resultados, y no se ha establecido procedimientos para advertir de las necesidades de corrección”. (1.3.1.)

“Dispone de información sobre logros y dificultades de algunos ámbitos de autoevaluación del centro, pero no se está suficientemente documentada” (1.3.1.)

“Existe una planificación de tiempos necesarios para el desarrollo de las acciones, coordinación de sus miembros y con otras estructuras, definiendo qué resultados esperados son los esperados que aporten valor y tengan impacto positivo sobre las metas…” (3.1.1.)

“Para un mejor funcionamiento consta la definición de roles, responsabilidades, dinámicas, reglas consensuadas para facilitar que sistematizan la participación conforme una planificación y proceso definido”. (3.1.1.)
“En el seno de los equipos docentes se inicia a incluir normas, sobre el funcionamiento del equipo, y no hay evidencias de la valoración realizada por los mismos”. (3.2.1.)

“Consta propuestas de mejora no vinculadas al trabajo colaborativo” (3.2.1.)

“Se ha documentado las decisiones adoptadas y el impacto de las mismas en la mejora de los resultados en los aprendizajes abordados, sirven para explicar las prácticas de más impacto”. (3.2.2.)

Hermanos Marx en la famosa escena: “La parte contratante de la primera parte….”

            Todas estas citas están extraídas literalmente del documento de Séneca denominado “Cuestionario de evaluación continua”, que está pensado para valorar el desarrollo de la actividad de los directores y directoras andaluces. Se trata solo de unos cuantos indicadores elegidos a vuela pluma de entre los incluidos en las 16 páginas de este texto.

            Como todos sabemos, cuando se trata de evaluar, hay que tener muy claros los criterios y los objetivos que queremos alcanzar, que además han de estar expresados de una forma clara, para que la evaluación sea lo más objetiva y atinada posible. Evidentemente, y nos movemos en el terreno de las obviedades, esa nitidez ha de corresponderse con un uso de la lengua de naturaleza análoga, es decir, igual de preciso, yo diría que casi aséptico, y siempre, por supuesto, dentro de las reglas del juego lingüístico que nos hemos dado los hablantes de un mismo idioma. Por otra parte, parece evidente que a la institución educativa le corresponde poner en este asunto un cuidado especial, no ya por lo que este uso pueda decir del mundo educativo, sino sobre todo porque, querámoslo o no, somos modelo de lengua para nuestro alumnado, quizá uno de los pocos a los que en la edad escolar obligatoria se le supone cierto rigor y corrección. Pero el documento que comentamos afortunadamente no han de leerlo nuestros alumnos, sino que se trata de un texto de consumo interno, tanto que solo lo manejarán equipos directivos y la inspección educativa.

            No es que uno sea especialmente puntilloso en lo relativo al buen uso del idioma, en este caso el español; no es que uno, que se dedica a explicar los intríngulis de nuestra lengua a jóvenes de entre 12 y 16 años, se lleve por sistema el trabajo a casa, al supermercado o al bar de la esquina; no es que uno ejerza el tocapelotismo como actitud vital poniendo los puntos sobre las íes por un quítame allá esas pajas lingüísticas cada vez que se le presenta la ocasión; en definitiva, no me considero particularmente quisquilloso en lo relativo a la lengua (o a lo mejor sí y no me doy cuenta). En cualquier caso, uno espera que su uso sea lo más pulcro y correcto posible en los documentos que ha de manejar en su trabajo, pero en este “Cuestionario de evaluación continua” hemos pinchado en hueso. Y a las pruebas expuestas más arriba me remito.

            El uso torticero de la pasiva refleja, las frecuentes discordancias en número, persona y género, la utilización errática y caprichosa de la puntuación -especialmente de la coma-, la dudosa corrección de construcciones sintácticas como, por ejemplo, ‘los objetivos a lograr…’ (galicismo que es mejor sustituir por la fórmula ‘por lograr’ o ‘que lograr’), las frecuentes supresiones inesperadas de preposiciones, las burdas repeticiones de términos que ni siquiera llegan a pleonasmos, el desprecio descarado por la coherencia y la cohesión,… pueden provocar en los equipos directivos que se han de enfrentar a este documento perplejidad, frustración y tristeza si se tiene cierto aprecio por el idioma, pero sobre todo desconfianza, porque no se sabe muy bien de qué se les está evaluando, y confusión, tanta como aquel discurso del inefable Rajoy sobre el alcalde y los vecinos. De hecho, a uno le da por pensar si los autores de este esperpento lingüístico no estarían imbuidos del espíritu del expresidente cuando se pusieron delante del ordenador a componerlo.

            De lo que no tengo la menor duda es de que la ideología que sustenta a este texto, más allá de sus abominaciones lingüísticas, es la misma, la del neoliberalismo que entra en lo público como elefante en cacharrería para destruirlo y apropiárselo, que aplica tácticas empresariales en un ámbito alérgico por naturaleza al debe y al haber de los libros de contabilidad, que cambia las reglas del juego a mitad del partido porque sí, como sucede con esta evaluación del ejercicio de la dirección, que iza la bandera raída de una libertad tramposa para hacer lo que a ellos les dé la gana, incluso con el lenguaje, y que encarga a los gurús de las finanzas el análisis de lo que pasa en un aula.

            Y aquí llegamos al gran enigma de este texto, si pasamos por alto el misterio de lo que semánticamente esconden sus indicadores. ¿Quiénes son los autores de este documento? ¿Pertenecen al ámbito educativo? ¿Se trata acaso de una de esas empresas especializadas en auditorías, a las que lo mismo les da analizar la productividad de una granja porcina que el trabajo de los directores y directoras andaluces? Para estas preguntas, inquietantes sin duda, no tengo respuesta; solo hipótesis que me ponen muy nervioso. Lo que sí puedo afirmar contundentemente, y a las pruebas me remito, es que los autores de este “Cuestionario de evaluación continua” no estuvieron atentos a las clases de sus profesores de Lengua Castellana y Literatura cuando tocó explicar aquello de la coherencia, la cohesión y la adecuación textuales y, por tanto, no son merecedores ni siquiera del título de la ESO. O acaso sus papás se lo compraron neoliberalmente en algún colegio privado.

Juan Carlos Sierra Gómez. Profesor de Lengua y Literatura, y Director del IES Pésula de Salteras. Su último libro es Ciclotímicos (Editorial Sílex).

Una respuesta a “Evaluación de la Dirección: Una auditoría privada mal escrita.”

  1. Muy rubricado sí, este cuestionario, al que no se le aprecia (otra vez) utilidad alguna.

    ¿Quién se atreve a cuestionar estas cuestiones?… la Dirección de un centro educativo, siempre situada en el centro del disparadero, soporta sobre su espalda maltrecha una ingente carga de trabajo. Y todo por una cuántas de monedillas -formato low-cost- y sin equiparación en el horizonte entre el sur y el norte.

    Dentro de la inmensa administración pública, puede comprobarse que muy pocos funcionarios/as hay que sean evaluados tantísimas veces: al formarse, al entrar, al permanecer, al continuar, al salir, al consolidar un complemento…

    Las convocatorias, requerimientos, fechas y papeles se cruzan con irreverencia, se solapan con demasiada habitualidad, y hasta se duplican a un ritmo inaguantable.

    Algo que viene siendo creciente y sobredimensionado, aún en pandemia mundial, como si nada ahí afuera estuviera pasando.

    Sigamos caminan2.

    Salud&Progreso
    #versoAverso_aGu 😉

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